lunes, 15 de diciembre de 2014

Un día - Un día

Se pueden decir muchas cosas sobre Facebook, si nos ponemos estrictos, esta red social tiene más cosas negativas que positivas, pero hay días que esto no parece importar, hay días que nos llegan sorpresas que nos hacen pensar que vale la pena tener esta red social. Por ejemplo, “Un día” me hizo pensar que valía la pena tener un inbox.

Hace más de un mes nos llegó en un mensaje un disco del 2013 que contenía música que no tenía ninguna pretensión, ya que eran solo las ideas que fluyeron armónicamente en la cabeza de un joven mientras se encontraba en los confines de su habitación, algo que tal vez sea la esencia de la música, sin una marca poniendo su logo detrás, ni la intención de ganar un disco de oro, ni mucho menos las ganas de hacer un hit radial que te asegure eventos en el año. Acá solo escuchamos las ganas de hacer música, haciendo lo que a uno le plazca, olvidando por un rato que tenemos que poner el despertador para ir a trabajar o estudiar, para sentarnos los 50 minutos que dura el disco y solo escuchar sumergidos en la atmosfera de “Un día”.

No les voy a decir que este disco los va a enamorar, ni va a ser su favorito de la vida, solo les digo que tiene cierta inexplicable habilidad para hacerte olvidar todo lo que sucede afuera, te permite pensar y reflexionar muchísimas cosas mientras los sonidos recorren tu cerebro y lo más importante, te hace sentir bien y eso es lo máximo que se le puede pedir a la música.


Y es que desde el principio, con “Eclipse Lunar” este joven ya nos dice que vamos en la dirección correcta, vamos por el camino del post rock menos pretencioso de todos. “Julia” sigue la movida de la primera canción y nos enreda para saltar a “Desarma rearma respira ( sputnik )” que nos muestra mensajes del más allá y nos abre paso a lo que podemos considerar una trilogía, que continua con "Los 51 segundos de Dédalo” y finaliza con “La razón del desierto”. Cuando aparece las intrigante “Aurora de acuarelas” podemos decir que termina la primera parte del disco, para luego con “Orbitarenti” dar el comienzo a una nueva ignición al espacio.
Con “The moon and good sins” aparecen unas inesperadas letras en ingles que marcan la diferencia con el resto del disco, que son canciones instrumentales, luego de este bien logrado paso aparece “Nopuedoircontraminaturaleza” que es simplemente la mejor, la música expresa completamente el título, a continuación le sigue “Karma en Charles de Gaulle” que es una canción simple y lenta, que pareciera ser la melodía de alguien que no quiere estar entre una multitud inexpresiva. “26; y talvez eterno” nos devuelve las guitarras y efectos, moviéndonos a un panorama un poco más oscuro que el resto de las canciones del disco. Cosa totalmente opuesta desarrolla “Aforismos de invierno” que bajo un riff de guitarra repetitivo va en constante crecimiento hasta dejarnos repentinamente con los latidos de “No viven en ninguna parte” que solo a base de una guitarra se despide, dándonos un afectuoso adiós con la promesa de que nos volveremos a encontrar algún día.



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