Escrito por Dania Dumi
El otro
día, leí una entrevista que Rollling Stone le hizo a
Beck cuando recién saco Colors. Le
preguntaban en que pensó para el desarrollo del disco, a lo que
Beck respondió que
creía en la idea de que las mejores canciones son aquellas que te hacen sentir
bien al estar vivo, sin importar si se trata de Beethoven
o The
Monkeys, pero que, a su vez, en algún punto, te regresan
al comienzo, donde pensaste exactamente lo contrario.
Siento
que esa respuesta define en su totalidad a ‘Dear Life’, o a
lo que me hace sentir, convirtiendo su coro en un mantra de cuatro líneas que
se repite una y otra vez en mi cabeza. Dear
life / I’m holding on / Dear life / I’m holding on. Para
cuando todo va bien y crees que nada puede salir mal, o al
revés, para cuando todo va mal y te preguntas How
long must I wait?
Entonces,
viene Beck y te recuerda “amiga, no todo es tan fácil”. Dear life / I’m holding on / Dear life / I’m holding on.
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