miércoles, 27 de noviembre de 2013

Austin TV: La Última Noche del Mundo





                El conserje, colaborador, limpia vidrios y amigo del blog vuelve a atacar, esta vez trajo a mi escritorio una emotiva nota sobre una de sus bandas favoritas, los mexicanos Austin TV. Sin darles más la lata aquí les dejo lo que escribió el Pablo.
Pd: Si, también se llama Pablo.
Pd2: No, no soy yo jugando a tener otra personalidad, de verdad es otro Pablo.

               
Parto agradeciendo a la pagina mehaceruido.com de México, quien hizo mas fácil esta reseña.
               
El día 22 de noviembre pasado se conmemoró en México (Ciudad de) los 10 años del primer LP de la banda de rock instrumental (post rock, o como quiera) Austin TV, banda pilar de mis primeros impulsos por investigar en la música y hacerme el melómano que vive y respira hoy. Así que como claramente no pude asistir a tan onírico y místico evento, me vi en la obligación casi moral de investigar el pre y el post de este concierto. Y encontré en los comentarios lo que pensé que encontraría: fue un show lleno de emotividad, goce y música de la buena.
                He visto videos, leído entrevistas, y he seguido algunos de sus shows vía streaming. Y no alcanzo a imaginar cómo se debe sentir estar en vivo en uno de sus conciertos. Es cosa de escuchar sus discos y darse cuenta como te suben a un carrusel de emociones, donde la paz y el desenfreno conviven en perfecta armonía (que pedazo de lugar común me mandé).
                Así fue ese pasado 22, los Caballeros del Albedrío salieron al escenario con las máscaras características de LUNDM, los conejos humanos. Y comenzaron a tocar el LP que abrió con esfuerzo y sacrificio (era que no) su hoy brillante carrera. Sólo puedo destacar que el público no necesito pedir nada, ni los músicos pedir apoyo alguno de palmas. Fue un trance colectivo donde todo corrió solo, sin necesidad de recurrir a falsos egos y a las viejas falacias de los dinosaurios del rock. Como es característico de ellos,  se rompieron en alma desde Roy Rogers (canción que lleva un sampleo de Volver al Futuro), hasta La Última Noche del Mundo, la noche transcurrió tal y como se esperaba.
         

                Para el encore, y ya con sus trajes pertenecientes al último disco (Los Caballeros del Albedrío) tocaron algunos temas de éste, junto con algunas viejas glorias (Shiva, Marduck, etc), y por supuesto, no faltaron los discursos emotivos, emocionales, pero no por eso menos acertados de Fando, el primer guitarrista de la banda(de nuevo, gracias a mehaceruido.com): “Por favor no se olviden de apoyar todos los proyectos independientes; en un momento de crisis en un país, lo primero que se viene abajo es la cultura; mantengámosla arriba. Esperamos que cuando regresemos con el siguiente disco, el mundo sea diferente y hablo de manera positiva. La pieza que sigue va dedicada para cada uno de ustedes que nos han hecho sentir muchos… –se le comienza a cortar la voz– muchas cosas hermosas y que intentaré no llorar cuando diga esto, pero vamos extrañar escuchar esto… los queremos amigos, en serio” decía antes de comenzar con uno de los últimos temas de la noche. Para finalizar tocaron la que quizás es su canción predilecta, y ciertamente una de las favoritas del público, Satélite, un final dorado para la que describieron como una de las noches más emotivas de su vida.        

                                          
         
                Ahora bien, ustedes, amables lectores, dirán “de que está hablando este wn, si jamás los ha visto en vivo” y tienen razón, lamentablemente hablo por la impresión que me dan, pero no creo equivocarme, y el día que los vea (porque lo haré, aunque sea la última puta weá que haga en mi vida, los veré)se los confirmaré con gusto: en vivo, viejo, son otra cosa. No puedes sino maravillarte con el cariño y las ganas que le ponen no solo a sus composiciones y a sus discos, sino a sus presentaciones en vivo. Y el coraje que ponen sobre el escenario, tocando de verdad como si fuese su última noche en este mundo, rompiéndose el alma en el escenario (digan lo que quieran, prefiero mil veces al que pone el corazón que al virtuoso frío y carente de este, quizás por eso aún lloro la partida de Héctor de los Ases Falsos), solo genera empatía, y unas ganas enormes de conocerlos, de vivir la experiencia de estar en uno de sus conciertos, de compartir escenario, y que te entreguen aunque sea un poco de su brillante disposición por su público y su arte. Si esa impresión me dan por un cagón stream, mi madre, que experiencia mas linda debe ser verlos en vivo.
                Habló el fan, ese que los tiene como una banda favorita desde que un amigo puso su música en el porche de mi casa, hace un tiempo largo ya (saludos si estás leyendo). Ese que escucha Ella No Me Conoce y recuerda como si fuera un niño emociones de preadolescente.
                Y vaya a ustedes mi recomendación, explícita ahora, por si no me creyó todo lo que ya escribí: ¿quiere vivir emociones con la música? Y por sobre todo ¿quiere escuchar a un buen grupo? Ponga Austin TV, déjese llevar, y disfrute y viva, no sea  que pronto nos llegue nuestra última noche del mundo.



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