Reseñas del festival leerá por montones, pero esta es la peor.
Sábado 14 de noviembre, la hora dice 8:30 de la mañana y aun no sé cómo vestirme. Tengo por un lado el disfraz “Normcore Demarquiano” y por otro el “Steven Patrick Morrissey del 86” que utilicé en el último Halloween donde fui la sensación de la disco alternativa. Fui hermoso una noche.
La decisión va tomando más tiempo del presupuestado, me estoy atrasando (otra vez) para ir a tomar el bus y eso no es bueno, porque cuando uno es de región no puede cometer el error de dejar pasar un bus, ya que son caros y estaba pagado, así que era imposible atrasarse. Finalmente opté por la decisión más simple y madura: llamé a mi hermana para que decidiera por mí. Ella me dijo sin asco que no podía disfrazarme de Morrissey porque era muy moreno y tampoco podía disfrazarme de Demarco porque no me iban dejar entrar al pensar que era un indigente pastero. Así que como un vil plebeyo tomé lo primero que encontré en mi closet y partí sin belleza, sin glamour, sin pinta, sin estética, sin nada. Solo era un hombre más en un mar de gente que se viste igual. Los shores cortos y la polera con cuello en V serían mi marca. Dios sabe que ahora soy miserable.
Con el Conserje (otro personaje del blog) llegamos temprano a las piscinas del Espacio Broadway, todo iba a nuestro favor, hicimos una fila larga que se produjo por un retraso nada significativo, pasamos la seguridad sin apuros, soborné a una guardia con bloqueador por lo que pude entrar sin manoseo, sin que me quitara nada. Una victoria. Todo estaba perfecto, nada podía fallar, hasta que fuimos a buscar nuestras pulseras (AKA: Chaucheras electrónicas) para comprar comida y nos encontramos con que no había sistema. Todo se derrumbó.
Había que aprovecharse del pánico así que recorrimos un rato el espacio, vimos el Domo Heineken y estaba mortal, también la oferta de precios de la comida estaba bien accesible, algo que se agradece, pero un suceso marcó esta previa, cuando caminábamos vimos que las piscinas estaban cerradas y sin hueviar había un par de lolos -presumo zorrones- con los ojos vidriosos leyendo el cartel que prohibía el acceso. Los cabros tenían su traje de baño puesto, sus cuerpos perfectamente trabajados y bronceados, además de las versiones originales de esos lentes que compras a dos lucas en la calle. Su mundo estaba destrozado, primero les quitaron los palos selfies (por normativa del festival) y ahora no podrían hacer su pool party mientras escuchaban de fondo la música proveniente de los distintos escenarios, y en vez de eso tendrían que ir a ver a los grupos ¿Tendrían que ir a hacer contacto visual con los músicos? ¡¿Qué es esa hueá de estar parado y amontonado viendo a una banda tocar en un festival de música?! Contradicción hasta biológica…
Pero el show debe continuar, por lo que seguimos caminando cuando de repente escuchamos a lo lejos una batería y un bajo repetitivo, lo que nos hizo ir volando como polillas a una lámpara hacía el escenario Ray-Ban donde Föllakzoid abría los fuegos de la jornada. Al trabajo de las percusiones y el bajo se le sumaba un sintetizador sacado de final de los 70’s y una guitarra que llenaba de distintas texturas la canción, produciendo una sensación de jam que iba creciendo constantemente hasta una catarsis que lentamente bajaba y se perdía. La banda nacional hereda el Krautrock alemán y el rock de corte espacial con una naturalidad impecable, además, si no fuera por ellos los editores de Pitchfork no sabrían que existe Chile. Tristeza.
Pese a lo bueno del show insistí con conseguir mi pulsera, así que antes que terminará el show fui a ver cómo iba la entrega de estas. Me encontré con una fila inmensa que todavía estaba esperando que llegara el sistema. Lloré y me abrazó un desconocido.
A lo lejos comenzaba Inky y con mi amigo Conserje no resistimos perdernos el show de los brasileños, así que abandonamos la cola y partimos al escenario Movistar a ver al cuarteto ritmo psicodélico (así les puse) porque a pesar de hacer la famosa neo psicodélia le ponían un sabor rítmico que hacía indudable el captar su nacionalidad, lo tenían en la sangre.
No éramos muchos los que estaban viendo a la banda, pero el piño que se formó se comenzó a motivar de a poco y tímidamente nos empezamos a mover y disfrutar de la “volá”, mención especial para una niña que estaba sacando fotos y se sumergió en su propio mini carnaval.
Mientras estaba apoyado en la reja, el conserje me miró con cara asiática sosteniendo algo en sus manos, no entendía que pasaba ¿Qué le habían pasado a sus ojos? ¿Qué era eso que tenía en sus manos y quería pasarme? Por supuesto que rechacé su oferta, no tenía idea que quería darme, pero extrañamente mis ojos se achicaron y la música empezó a sonar cuática, muy cuática y empecé a moverme más y sentir el sonido que emitía el bajo en mi trasero. Fue bacán.
En el escenario del lado veíamos como se comenzaba a agrupar la gente para ver el debut de DIIV en Chile y nuestro temor de quedar a la mierda nos hizo comenzar a retirarnos del excelente show de Inky, pero hacíamos el amague a irnos y volvíamos, ya que no queríamos perdernos nada, pero con una gran pena terminamos partiendo al escenario Ray-Ban. Zachary y compañía fueron más fuertes. Pese a esto Inky fue la revelación para nosotros.
El show de DIIV fue bacán, al principio me dejó con ciertas dudas, pero al momento de repasar lo que significó, estas se despejan. Tuvimos la oportunidad de escuchar algunas de las mejores canciones de su debut Oshin, como "How Long Have You Known?", la instrumental "(Druun Pt. II)" y el hit de hits "Doused", además de un prolongado adelanto de los que será su nuevo disco Is the Is Are, donde ya se pudo sentir el fanatismo de la gente con el adelanto “Dopamine". Será un gran disco, no hay duda de ello, pero hay que decir que tal vez un mejor orden del set habría sido mucho más provechoso para el show, quizás intercalar más canciones de Oshin entre las nuevas habría dado mejor recepción en momentos en que el público se sentía bastante tibio. O bueno, eso pienso, pero estaba volando, no me pesquen.
En fin, un muy buen debut en Chile que según me contaron no tiene comparación con la espectacularidad del show en la ex Oz. Culpemos a la hora, el calor y los efectos medicinales.
Casi lo olvidaba, en la jornada descubrimos varias cosas, la primera es que el bajista es terrible asperger, porque no despegó la mirada en ningún momento del parlante, la segunda es que los cabros de la banda de verdad se visten con pijamas y la tercera es que DIIV se pronuncia “Daiv” y no “Div” ni “di ai ai vi”, esto quedó claro a la décima vez que el vocalista y dueño del proyecto Zachary Cole Smith dijo: “wi ar daiv, zenkiu veri mash”, de verdad, lo dijo después de terminar cada canción, incluso había un zepelín con una pantalla gigante que mostraba un contador de cuantas veces lo decía. Un grande.
Pero pronto podrán ver fotos del show de los Miami Horrors, sacadas por Sebastián “el ojo que todo lo ve”. Acá un spoiler:
Continuando con la reseña –si es que le podemos llamar así- el show de los Wild Nothing fue bueno, tuvieron ciertos errores de parte del tecladista, que molestó en más de una ocasión a Tatum al entrar mal varias veces en una canción y cagarse entero en otras que debía lucirse. Ya sabemos quién es el queso de la banda. Pese a esto, mucho se ha escrito que el show fue el más malo, que no cumplieron las expectativas y bla bla bla, yo les digo que la chupen y la sigan mamando. Mentira, pero no sean tan mala onda, en líneas generales si fue buena la presentación ¿Qué más le vas a pedir a una banda de dream pop tocando con un viento horrible y con 30 grados de calor? Simplemente el ambiente no era el indicado para meterse en una atmosfera, ni los Cardigans salieron airosos por la situación climática. Pero hay que reconocer que hits como “Nocturne”, “Paradise” y la más coreada “Summer Holiday” pudieron prender a la gente.
Mientras transcurría el concierto, al lado mío llegó un grupo de jóvenes claramente pasados de copas (borrachos simpáticos) que comenzaron a hacerle fiesta a uno de sus amigos que se movía tan descoordinadamente que llegaba a ser bacán, un espectáculo aparte. Pero lo más cuático es que apenas terminó la canción, el ebrio buena onda gritó “JACK TOCA CHINATOWN!!!!!” Y TOCARON CHINATOWN HUEÓN, fue espectacular. Al terminar esta canción se retiraron como cracks, la hicieron como pocos.
Un video de Diego Tapia, no lo conozco pero lo denomino Don VHS
Está quedando demasiado largo este mal review, así que nos leemos pronto en la segunda parte y final, donde repasaremos a Mac Demarco, Explosions in the sky, Morrissey y más.
Se ven soquetes.